Introducción
El ecoturismo es una actividad que brinda oportunidades de generación de ingresos,
tiene que ver directamente con el desarrollo, que hace uso sustentable de los recursos,
que tiende a localizarse en regiones hasta el momento menos favorecidas, que da
oportunidades para las grandes empresas pero también para las pequeñas y medianas.
En el ecoturismo, varias actividades aparentemente disímiles entre sí se complementan
y se refuerzan mutuamente y deben ser promovidas con un enfoque descentralizado y de
desarrollo local. El ecoturismo brinda una nueva oportunidad de desarrollo con
características poco frecuentes.
Por ser una actividad nueva, emergente, el ecoturismo se presta para desafiar nuestra
capacidad creativa más que nuestra capacidad imitativa. Podemos darle formas y
características de modo que se realcen las ventajas heredadas y se construyan ventajas
nuevas. Hace mucho que no tenemos en América Latina una oportunidad semejante. En
las últimas tres o cuatro generaciones, la manera que América Latina ha tenido de
crecer, las fuentes de su crecimiento, han sido las fuentes más clásicas. La acumulación
de capital físico y humano, que es lenta y dificultosa en nuestros países, la paciente
persecución de incrementos de productividad de los factores existentes pero no muchos
más que eso. En el ecoturismo se añade a esas fuentes de crecimiento económico la
incorporación de nuevos recursos a la producción, nuevos recursos naturales, por cierto
preexistentes de modo físico, pero nuevos como elementos que entran en la actividad
económica. Además esas características, la novedad del fenómeno, la incorporación de
nuevos recursos productivos llaman quizás más que en otros casos, a esfuerzos de
coordinación entre el sector público y el sector privado, entre autoridades centrales y
autoridades locales, entre empresarios nacionales o locales y empresarios de otras
regiones del país o de fuera del país; entre productores y estudiosos e investigadores.
Aquí nos encontramos con una oportunidad en que no dependemos tanto de lo que los
demás hagan; lo que se puede hacer en ecoturismo depende bastante más de lo que
nosotros hagamos localmente.
El enfoque de cluster aplicado al ecoturismo: ¿qué son ventajas competitivas
superiores en este caso?
El análisis general y comparativo de los casos presentados en el Seminario se realiza
aquí con el concepto de clusters, Sistemas Locales de Producción o agrupamientos
industriales como telón de fondo. Originalmente, el concepto cluster fue desarrollado
por Michael Porter para explicar cómo en ciertos lugares se generó un grupo de
empresas que se constituyeron en vanguardia mundial en una determinada actividad
económica.
La literatura europea sobre distritos industriales, inspirada fuertemente a la experiencia
italiana, pone mayor énfasis en la interacción entre empresas e instituciones locales así
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como en la cohesión social como factores que subyacen a la capacidad innovadora de
conjuntos de pequeñas empresas. Toda esta literatura se ha desarrollado mucho más
con referencia a actividades de manufactura y de alta tecnología en países
industrializados, que a actividades vinculadas a la explotación de recursos naturales o el
turismo en países de menor desarrollo relativo. La aplicación los conceptos de la teoría
de cluster a la actividad del ecoturismo en países en vías de desarrollo puede requerir
por lo tanto una adaptación de los elementos de análisis.
En esencia, el concepto expresa la idea de que las condiciones locales del entorno
inmediato de las empresas, las condiciones de rivalidad y colaboración en una
aglomeración de empresas dedicadas a una actividad económica determinada, explican
la capacidad de mejoramiento de las ventajas competitivas (upgrading) que exhibe el
conjunto. El mejoramiento de ventajas competitivas, o en otras palabras la capacidad de
innovar y lograr aumentos de productividad, es esencial para lograr un proceso de ir
agregando mayor valor económico a las actividades que se realizan. El progreso en el
valor económico es la única forma real de compatibilizar crecimiento, equidad social y
preservación ambiental.
Un artículo de Pine y Gilmore1[2] presenta una visión del proceso de agregación de valor
económico que me parece bastante adecuado al tema de ecoturismo. En su visión, una
etapa básica en la creación de valor económico es la extracción o producción de
productos básicos o “commodities”, productos no diferenciados para un consuno masivo
y un precio mínimo. Ya la producción industrial de bienes diferenciados constituye una
etapa superior en la producción de valor económico. Ellos presentan la entrega de
servicios como una tercera etapa, superior a las primeras dos. El punto más interesante
de su propuesta sin embargo es que el mundo está entrando en una cuarta fase de
creación de valor, a saber el de montar experiencias. En última instancia, el consumidor
moderno estaría interesado en obtener recuerdos memorables, es decir experiencias.
Aplicado al turismo, la idea fuerza se traduce en que existen cuatro formas
cualitativamente distintas de turismo. La forma más básica es un producto turístico no
diferenciado como por ejemplo sol y playa, que tiene un precio bajo y con pocas
diferencias entre lugares que lo ofrecen. Una etapa superior es un producto turístico
diferenciado, con la calidad del servicio como elemento que permite obtener un precio
superior. La etapa más avanzada es cuando el turista está dispuesto a pagar un precio
elevado por el privilegio de vivir una experiencia única e inolvidable. Es en esta última
etapa que se sitúa el ecoturismo.
Veamos como los conceptos de la teoría de cluster podrían interpretarse aplicados al
ecoturismo, y como los lugares en América Latina que se dedican al ecoturismo se sitúan
de acuerdo a estas nociones de competitividad. Subyace al análisis la noción de que
existen ventajas competitivas de orden inferior y de orden superior. Las primeras son las
ventajas heredadas o básicas, y las segundas son las ventajas construidas o avanzadas. El
proceso de mejoramiento es la construcción de ventajas competitivas nuevas. El
siguiente cuadro ilustra los distintos niveles de ventaja competitiva en el contexto del
ecoturismo.
1[2] Pine II, J. y J. Gilmore, Welcome to the Experience Economy, Harvard Business Review Julio-Agosto 1998
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Una situación típica de ventaja competitiva básica podría ser descrita como una
situación en que existe un capital natural prácticamente desconocido. Vías de acceso son
típicamente difíciles y la infraestructura de recepción y hospedaje rudimentarias. El
atractivo del lugar radica precisamente en lo desconocido, que permite al visitante
explorar algo nuevo y tener la esperanza de tener sorpresas agradables. Para el turista,
existen muchos obstáculos de logística pero los obstáculos también son atractivos en el
sentido de que presentan retos a superar. Este tipo de turismo no genera muchos
ingresos porque no existen formas de cobrar por una experiencia al que no se le ha
asignado precio todavía y no se han desarrollado mecanismos de valorar el capital
natural. Este tipo de atractivo turístico básicamente es un bien común de acceso libre.
Es característico de estas situaciones que hay un debate acerca de la conveniencia de
mejorar las condiciones de acceso, instalar servicios cómodos de hospedaje y permitir
un crecimiento acelerado del número de turistas. Un argumento en el debate es
normalmente que se necesita mantener la naturaleza intacta, que es conveniente limitar
lo más que se pueda el número de visitantes y por lo tanto no hay que abrir caminos ni
instalar infraestructura de recepción. Mi posición personal en este debate es que el
argumento resulta una falacia. Al no dar un valor económico al capital natural, cualquier
uso alternativo, por ejemplo a través de la ganadería extensiva o la tala de bosques,
resultará económicamente más atractivo que dejar el lugar intocado. La necesidad de
generar ingresos terminará destruyendo el medio ambiente, aunque esté formalmente
protegido por ley a través de una declaración de Reserva o Parque Natural. La única
forma de preservar el capital natural es valorizarlo mediante una actividad que genere
ingresos precisamente debido al mantenimiento, mejoramiento e inclusive ampliación
del espacio geográfico con un medio ambiente a ser protegido. El ecoturismo es una
actividad que permite precisamente esto.
Es necesario entonces avanzar a una situación de ventaja competitiva mejorada. En
estos casos, el atractivo natural ya no es desconocido. Se ha explorado e investigado el
ecosistema y se han desarrollado mecanismos que permiten preservarlo. Existen algunas
instituciones básicas y mecanismos de coordinación entre ellos. Típicamente en estos
lugares se desarrollan actividades que no pertenecen al núcleo central del ecoturismo.
Deportes al aire libre, turismo cultural, una variedad de oferta gastronómica, artesanía,
etcétera. Una gran ventaja del desarrollo de estas actividades es que presentan muy
bajas barreras a la entrada, en ocasiones inclusive para microempresas locales. Un
desafío es la adecuada coordinación para asegurar que algunas de estas actividades,
como por ejemplo de transporte, o de diversión nocturna, no tengan un impacto
ambiental negativo y distorsionan la imagen del lugar.
Existe una etapa aún superior de ventajas competitivas en ecoturismo, y esto se aprecia
en los lugares verdaderamente de vanguardia o de excelencia en ecoturismo. En estos
lugares, el visitante ya no es una persona pasiva, sino se le ofrece la oportunidad de
desarrollar una participación activa en el incremento del capital natural. Esto permite
por ejemplo la generación de ingresos “a distancia”, es decir fuera del lugar del atractivo
natural. También es típico que en estos lugares se desarrolla un know-how, un saber
como, que es exportable a otros lugares, tanto en conocimiento blando u organizativo
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como en conocimiento duro, es decir en tecnologías apropiadas para el ecoturismo. La
generación de ingresos en estos lugares es de tal magnitud que permite aumentar el
capital natural en el sentido de adquirir e incorporar más áreas bajo protección
ambiental.
Ventajas competitivas en ecoturismo: un patrón estilizado
Factores/fases Inicio Despegue Consolidación Innovación
Naturaleza Desconocida,
cuando menos
como
atractivo
turístico
Explorada Visitada y
preservada
Ampliada o
recuperada
Vías de acceso Inexistentes
para fines de
turismo
Difícil Fácil Virtual
Hospedaje Inexistente Rudimentaria Comodidad
integrada en la
naturaleza
virgen
Atractivos
conexos
Ej.
Actividades al
aire libre
Ej. Cultura local
Gastronomía
Visitantes Descubridores Aventureros Turistas
conscientes
Personas
comprometidas
Ventajas
competitivas
como destino
ecoturístico
Lo nuevo, lo
diferente.
Dificultades
son retos a ser
superados.
La capacidad de
permitir que un
público masivo
viva una
experiencia
única y aprende
de temas
ambientales
La capacidad
de permitir que
el público
aprenda y
contribuya a
preservar,
mejorar y
ampliar el
capital natural
Casos más o menos exitosos en América Latina: las experiencias con políticas locales
para aprovechar la oportunidad global del ecoturismo
Los pequeños comentarios sobre cada lugar que siguen a continuación no dan justicia a
la riqueza del material básico recolectado en el seminario. Son apenas unas pequeñas
pinceladas para indicar por qué motivos el autor estima que se evidencia una jerarquía
en ellas y cuales pueden ser las diferencias más notables y los procesos más relevantes.
El caso de ventajas más básicas se encuentra en la XI Región de Aysén, o la Patagonia
Chilena centro. El lugar, de muy reciente colonización y apertura al turismo es
desconocido en todo sentido. Los esfuerzos por desarrollar ecoturismo son esfuerzos
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aislados de empresarios individuales, algunos con mayor éxito que otros. La laguna San
Rafael es el atractivo más conocido, pero este es un caso típico de absoluta ausencia de
regulación efectiva. La Corporación Nacional Forestal (CONAF) administra el lugar pero
no puede cobrar entrada ni aplicar regulación efectiva, puesto que el acceso es por vía
marítima y esto es competencia de la autoridad marítima, misma que no colabora con
este tipo de recaudación. Los empresarios en este caso no son de la región y no tienen
contacto con ella. Últimamente se ha desarrollado con fuerza la actividad de pesca con
mosca, principalmente por empresarios norteamericanos vinculados a la actividad en
Alaska. Aunque los empresarios tienen por lo general un alto estándar ético y practican
el “catch and release”, no se han desarrollado vínculos fuertes con la región, en términos
económicos ni administrativas.
Otro ejemplo, diferente, que podría ser calificado como de ventajas básicas, es el de
Huatulco en México. Es un turismo tipo sol y playa que se autocoloca la etiqueta de
ecoturismo en una estrategia de diferenciación. Pero el impacto negativo del turismo
masivo sobre el medio ambiente no parece compensarse con los esfuerzos de
conservación, aunque recientemente se ha formalizado el área de protección del medio
ambiente.
Un caso similar, ya de ciertas ventajas mejoradas pero principalmente dentro de un
modelo desvirtuado, lo constituye San Pedro de Atacama en el desierto en el Norte de
Chile. Existe también aquí un área protegida bajo administración CONAF, pero
virtualmente sin vínculos con el empresariado local. Algunos de los atractivos, como por
ejemplo los Géiseres del Tatio, son un ejemplo de abandono y falta de coordinación. A
parte del manejo ambiental, el grave problema que se ha suscitado en SPA es el conflicto
entre la población indígena local y los empresarios del segmentado mercado turístico. Al
parecer, la población local se siente atropellado por el turismo, ya sea de aventura o de
lujo, en cuanto al respeto por los remanentes arqueológicos o las formas de vida de la
población indígena. La gestión local no ha podido encontrar la forma de armonizar el
turismo, la naturaleza y la cultura.
Donde tenemos un ejemplo más exitoso de transición hacia ventajas mejoradas es en el
caso de Bonito, MS. Básicamente por impulso empresarial se ha desarrollado un
interesante mecanismo que capta ingresos del turismo para mejorar condiciones locales,
hacer capacitación de guías, controlar la capacidad de carga e instrumentar un
mecanismo de fiscalización de normas y regulaciones. Es el voucher único, que es la
única forma de vender una entrada a cualquiera de los atractivos de Bonito. A través de
este voucher único se capta algo de recursos, se controla el ingreso y se instrumenta la
obligación, por decreto municipal, de que en los lugares más vulnerables cada visitante
es acompañado de un guía ecoturístico. Estos guías se transforman en las personas que
hacen de la visita una experiencia, y de paso vigilan el medio ambiente y fiscalizan el
comportamiento empresarial. Es interesante notar que esta actividad se ha desarrollado
previo a la declaración de la Serra do Bodoquena como área protegida.
Casos ya claramente de ventajas superiores se encuentran en Islas Galápagos y en
Monteverde, Costa Rica. En Galápagos impresiona el elaborado marco institucional que
se tiene, inclusive con un marco legal propio para el que hubo que modificar la
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constitución Ecuatoriana. Entre las instituciones más notables se encuentran El Parque
Nacional, el Instituto de los Galápagos INGAT para la administración política, la
Fundación Charles Darwin para la captación de fondos internacionales, el Instituto de
Investigación científico y el club de Amigos de Galápagos. Sin duda esta experiencia
debe contarse entre las de vanguardia en las Américas.
En Monteverde, lugar de ecoturismo avant-la-lettre, los esfuerzos de preservación
ambiental nacieron de cierto modo en forma espontánea a partir de la colonización
cuáquera en los años cuarenta. Se estableció un parque natural de propiedad privada y
la comunidad local, a través del Instituto Monteverde, la cooperativa de café y la fábrica
de productos lácteos logró cohesionar u comportamiento empresarial que generó un
turismo científico importante. El problema actual radica en que en Monteverde se
introdujo un turismo distinto, más orientado a la aventura. Los antiguos mecanismos de
coordinación, basados en la confianza entre empresarios por la homogeneidad social,
dejaron de ser efectivos. Ahora se evidencia la falta de un marco político-administrativo
adecuado para gestionar el turismo en el lugar y resolver cuestiones tan básicas como la
congestión de tráfico o la recolección de basura.
Ninguno de estos casos es enteramente blanco y negro. Se encuentran potencialidades,
éxitos pero también fracasos y contradicciones en todos ellos. Sin embargo, la
comparación de casos permite extraer algunas conclusiones sobre cómo se transita de
ventajas básicas a ventajas superiores, y cuales son las potenciales trampas y conflictos
en el proceso.
Conclusiones
Se transita de una ventaja heredada en ecoturismo a una ventaja mejorada, cuando
existen las condiciones adecuadas para que la iniciativa privada invierta en la protección
del medio ambiente. Si uno concibe el capital natural como el patrimonio principal con
que cuenta el empresario ecoturístico, es lógico que el empresario esté interesado en
invertir en él, como cualquier inversión que hace un empresario en su capital de trabajo.
De hecho, se dan casos cuando de manera individual o aislada, empresarios con esta
conciencia ambiental hacen un esfuerzo privado por mejorar las condiciones
ambientales de un lugar con atractivo turístico de naturaleza. También puede suceder de
forma espontánea en un grupo de empresas, cuando por cohesión social exista suficiente
confianza en el grupo de que todos colaboran.
Está claro que esta inversión privada en capital natural será inferior a lo socialmente
deseable, dado el carácter de bien público que tiene el capital natural. El empresario
individual no puede captar enteramente el beneficio de su inversión (que es social y no
excluyente), no puede evitar el problema del free-rider y sobre todo no tiene cómo evitar
que haya acciones de otros que perjudican o disminuyan el valor de su inversión.
Por estas razones, es necesario crear un clima, un entorno adecuado para permitir
acrecentar y asegurar la inversión privada en capital natural. Esto inequívocamente se
traduce en el establecimiento de reglas, normas y una institucionalidad que permite la
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adecuada gestión y coordinación local. Es un marco institucional que permite al
inversionista privado cuidar su inversión.
Un ejemplo muy sencillo y práctico es lograr un mecanismo que canalice recursos
privados, de empresarios locales, hacia actividades colectivas de manejo ambiental.
Puede ser esto a través de una contribución inicial o periódica, por ejemplo la venta de
patentes o licencias de operación. Puede ser también a través de un porcentaje de ventas
como en Bonito. El punto central es que estos recursos sean gestionados localmente, lo
que genera el involucramiento del empresariado y la comunidad local en acciones
colectivas en pro del capital natural.
Estos recursos por supuesto no son suficientes para proteger adecuadamente el medio
ambiente, y será necesario o altamente conveniente que la autoridad nacional
complemente estos recursos con financiamiento adicional para actividades de
preservación, capacitación y educación, infraestructura etcétera. Pero cuando menos la
contribución del empresario ecoturístico local fortalece el involucramiento de la
comunidad local y genera una base sólida para la gestión descentralizada.
Se transita desde una ventaja mejorada a una superior cuando, aunado a lo anterior, la
empresa privada se involucre en la investigación científica del lugar, para generar
nuevos conocimientos que son la base de la ventaja superior. Esto también puede tomar
diferentes formas y se plasmará en la creación de instituciones propias. El empresario
privado puede contribuir financieramente a la investigación científica o mejor aún puede
involucrarse personalmente, transformándose en generador de nuevos conocimientos.
Esta es la base para la formación de guías y la capacitación de la población local, así
como de la información sustantiva que se le ofrece al turista, todos ellos elementos
indispensables para transformar una visita en aprendizaje y una experiencia inolvidable.
Esto también es la base indispensable para la generación de tecnologías apropiadas,
tanto de manejo como de operación ecoturísticas. Frecuentemente se ve que este
conocimiento luego se transforma en productos y servicios vendibles como tal, fuera del
lugar de origen. A su vez, la generación de conocimiento nuevo también es la base que
permite el involucramiento de los turistas en forma más permanente, que establece un
vínculo sólido entre el visitante y el lugar. Si a la experiencia se le agrega que el visitante
tenga la posibilidad de contribuir a la generación de conocimiento, se le ha agregado
otra ventaja de orden superior a la competitividad del ecoturismo.
En este trayecto de ventajas básicas a ventajas superiores no hay un solo camino que
puede ser transitado. Cada lugar desarrollará su atractivo propio, con instituciones y
normas adecuadas al lugar. Sin embargo, las constantes en la trayectoria son:
• Un entorno adecuado para la inversión privada en capital natural
• Una gestión local del patrimonio natural y los esfuerzos por obtener ingresos
derivados del mismo en forma sustentable
• Mecanismos que permitan la inversión privada en investigación científica y
generación de conocimientos nuevos